¡Hola! Soy Esther y en 2018 me diagnosticaron un linfoma no Hodgkin, un tipo de cáncer de la sangre. Durante este proceso he pasado por 3 recaídas, 4 líneas diferentes de quimio, un autotrasplante de médula ósea en agosto de 2019 y, finalmente, en 2020, en plena pandemia, un trasplante de médula ósea de mi hermano pequeño, Pau. Ahora estoy recuperada.
Cuando te conviertes en Imparable aprendes a tener MIEDO. Forma parte de tu día a día. Tienes miedo por ti, por tu familia, por tus amigos, por tus compañeros Imparables… El miedo se convierte en un sentimiento que te acompaña SIEMPRE. Aprender a confiar en que todo está bien después de tanto tiempo entre hospitales, que se convirtieron en mi segunda casa, y poco a poco, dejarlos de lado, asusta. Cuesta. Tengo a veces un sentimiento de desprotección, pero poco a poco tengo que aprender a retomar mi “nueva normalidad”.”
Durante el proceso de mi trasplante estuve ayudando a la Fundación explicando ideas de qué llevarse a una cámara de aislamiento. Lo puedes ver aquí.
¡Fuerza a todos, Imparables!